Jan Van Rijn es un dibujante erótico del que no disponemos de absolutamente ninguna información personal y que carece de redes sociales u otras páginas donde obtener datos sobre su trabajo, inspiraciones o técnicas; el único acceso a su obra es su página web, eso sí, con una extensa colección de dibujos de los cuales muy pocos pasarían la censura que impera en pleno siglo XXI. No es la primera vez que ponemos un artista que vive en el anonimato, aunque muchos de ellos han saltado ya esta barrera para convertirse en claros referentes del arte contemporáneo, como el caso de Apollonia Saintclair que descubrimos aquí por el año 2014 o más recientemente Nikki Pecasso y Frida Castelli, por citar solo algunos ejemplos de dibujo erótico.
Jan Van Rijn tiene un estilo muy definido, claramente sexualizado y exageradamente opulento. Sus dibujos cubren una gran variedad de perspectivas diferentes en cuanto a temática se refiere, moviéndose entre la heterosexualidad, la homosexualidad, el fetichismo, shibari, BDSM, lesbianismo, transgéneros o drag queens. En cuanto a la técnica empleada, el lápiz y el blanco y negro son elementos predominantes, aunque también colorea algunas de sus obras, en especial con rojos y colores sepia que dan otro aire a sus composiciones, acercándolo al arte Lowbrow más contemporáneo y diferenciándolo del clasicismo que impregna el resto de su obra.
Los desnudos que Van Rijn dibuja son desvergonzados y van directos a la retina del espectador. Sus figuras se entregan sin fisuras a un explico juego sensual y sexual regocijándose sin rubor en su exhibicionismo. Los momentos capturados no son estáticos, sino que forman parte de una escena, un frame robado cuyo principio y final no está definido. Las imágenes, que podrían parecer simples a primera vista, poseen una gran calidad en las líneas y los sombreados, así como en los detalles. De esta forma, podemos comprobar como tras la primera impresión visual del conjunto, hay una elaborada gama de líneas finas en el pelo, labios o en los pezones femeninos, así como en los distintos ornamentos que acompañan las composiciones.
Pero uno de los elementos que más nos ha llamado la atención son los ojos. Los personajes de Van Rijn tienen una mirada única, llena de expresiones y altamente turbadora. Esos ojos que parecen estar vacíos cobran una vida sobrenatural cuando se cruzan con tu mirada; intimidan y atraen, al igual que el sexo. Si ya de por si impone la opulenta constitución de sus protagonistas, sus miradas y expresiones terminan de relegar al espectador a un segundo plano, lo privan del poder del vouyeur para convertirlo en un sumiso sirviente enamorado de lo prohibido y lo desconocido, así como de lo imposible. Las ilustraciones de Van Rijn acaparan todo el poder en su desmedida seducción, dejándote indefenso, así que o te vas, o te dejas atrapar, no hay término medio.
Por último resaltar tres libros que también se pueden ver y comprar en la web de Van Rijn: “The Book of Hours”: una colección de prosas y poemas eróticos de 13 autores diferentes que hacen referencia a manuscritos clericales difundidos en los siglos XIV y XV y giran en torno a distintas obras de Van Rijn, “Voices From The Corridor”: ficción erótica precedida también de un dibujo como punto culminante y clave, y “In The Woods & On The Heath”: donde 24 escritores aportan 48 piezas de prosa y poesía erótica que cubren una gran variedad de perspectivas diferentes cruzando las líneas de lo heterosexual, gay, lesbianismo…
Jan Van Rijn dibuja sin rubor el sexo, tanto masculino como femenino. En pleno siglo XXI vemos como la censura avanza en todos los campos, descontextualizando y criminalizando el erotismo a base de estigmatizarlo con la pornografía más banal. Un tema largo y complejo que daría para un largo debate y que nos está llevando a ver cosas tan absurdas como la censura de gobiernos tan “progresistas” como el inglés o el alemán con las obras eróticas de un clásico que cumple 100 años como Egon Schiele (del que Van Rijn parece heredero). Vivimos una época donde el hipócrita puritanismo imperante se ceba con el erotismo pero da vía libre a la violencia tanto física como de estado. Algunas redes sociales son una de las principales lacras de este retroceso que escandalizaría a los grandes clásicos del arte.
Parece-me que Van Rijn era o nome de família de Rembrandt…
Si parece si 😉
tres beau