Kishin Shinoyama (篠山 紀信) es un reconocido fotógrafo japonés nacido en Tokyo en 1940. Aunque a los tres años de edad se le empezó a preparar para convertirse en monje Budista, cuando cayó en sus manos su primera cámara abandonaría el destino al que parecía abocado. Graduado en la Nihon University College of Art, trabajaría en la agencia de publicidad Light Publicity mientras estudiaba. En sus inicios sus temas eran de lo más variado, realizando retratos a estrellas del pop, desnudos, fotografías de la Ruta de la Seda… trabajos que irían dando forma a un estilo propio en el que sus fotografías poseían una inequívoca y personal técnica expresiva.
Que duda cabe que en arte y en este caso más concreto, en la fotografía, la cultura oriental, y la japonesa en particular, tienen connotaciones propias muy diferentes de la occidental, a la que tal vez la mayoría está más acostumbrado. La percepción del cuerpo, el enfoque, el desnudo o el erotismo, es captada con un espíritu diferente, más cercano a la percepción mística, más real y profunda, que a la perfección estética basada en muchos casos en cánones establecidos. O tal vez esos cánones de belleza difieren de una cultura a otra. En cualquiera de los casos, el trabajo de Kishin Shinoyama posee un radicalismo y una profundidad que ha supuesto una verdadera revolución en diferentes épocas, especialmente en Japón, siendo aclamado por la crítica especializada y a la vez acusado de escándalo público por sus controvertidas imágenes.
Aunque la obra de Kishin Shinoyama está compuesta por una amplia temática no siempre centrada en el desnudo artístico, es este campo el que le ha proporcionado mayor difusión y también el que le ha acarreado más problemas en una compleja sociedad como es la nipona, capaz de los excesos más contundentes y la más firmes de las restricciones. Shinoyama lleva el desnudo al límite de lo que es aceptado públicamente, aunque sin cruzar esa línea que lo separa de lo obsceno. Él no hace fotografías de desnudos, sino que utiliza el desnudo para expresar diferentes temas. Experto en el cuerpo y la desnudez femenina, tal vez su fotografía más famosa sea la de Mishima representando a San Sebastian, así como su sesión fotográfica en los 80 a John Lennon y Yoko Ono.
Kishin Shinoyama ha sacado un gran número de libros de fotografías de chicas, algunas con ropa y otras sin ella, utilizando grandes angulares para sus tomas con la luz directa del sol, creando unos singulares retratos que le han otorgado un característico estilo propio donde las fotos adquieren un tono natural a pesar de los cuerpos retorcidos y en posturas peculiares de algunas de ellas. Trabaja tanto el color como el blanco y negro, aunque es en este último formato en el que más claramente podemos reconocer su obra. Ha sido galardonado con numerosos premios, entre ellos el primer premio de la APA (Japan Advertising Photographer’s Association). Está casado con Saori Minami y su hijo es el actor Akinobu Shinoyama.
En el 2009 la policía registró la casa y oficina de Shinoyama con el propósito de encontrar pruebas sobre un posible delito de indecencia pública. Todo esto vino por unas fotografías de mujeres desnudas que se pueden encontrar en su libro 20XX TOKYO y que podrían haber estado tomadas en lugares públicos de la ciudad de Tokyo. “Supongo que al estar siempre vestidos, con el desnudo revelamos algo personal, el “interior”. Sentimientos, espíritu … todo tipo de cosas. Siento que revela la verdadera naturaleza de la persona, el estado puro. Eso es lo que realmente me interesa en el desnudo.” (Kishin Shinoyama)
Muy buenas Enkil!
Escandalosas? Cada sociedad mide sus escándalos a través de los desnudos. Abrazo!!
El desnudo siempre genera controversias, lo curioso es que se acepte más lo pornográfico que lo meramente artístico, es el problema de no saber ver la diferencia entre ambos. Pornográfica es la violencia, pero ese es un tema al que siempre volvemos sin vistas a que se cambien los conceptos. La sociedad nipona también es algo como la americana (por citar dos ejemplos y no extendernos), tienen el mayor mercado del sexo y la pornografía, y las leyes más absurdas y restrictivas en materia de desnudo. En fin, como tu muy bien dices Gustavo, cada sociedad mide sus escándalos a través de sus desnudos. Un abrazo amigo!