Brad Kunkle es un artista nacido en Leighton, Pennsylvania, en 1978. Tiene un BFA en pintura de la Universidad de Kutztown, y actualmente vive y trabaja en Brooklyn, Nueva York. Su obra se adentra en la exploración de la espiritualidad, casi siempre con la figura femenina como protagonista absoluto, a través de sus óleos adornados con la técnica tradicional del pan de oro y plata. Estos metales preciosos se utilizan aquí como elementos simbólicos así como instrumentos visuales para interactuar con los movimientos del espectador y el medio ambiente. El oro es un material extraordinariamente maleable. Cuando es martillado en láminas muy finas se obtiene una especie de lámina llamada «pan de oro«, así con una cantidad muy pequeña de éste material se puede cubrir un área relativamente grande de una obra , permitiendo así su aplicación a cualquier superficie para obtener un efecto decorativo.
Kunkle tiene una base técnica en la aplicación de hoja de metal desde su juventud y comienzos como artista decorativo , incorporando la hoja de oro y la plata directamente sobre sus pinturas al óleo, utilizando el material tanto por sus propiedades simbólicas , físicas como visuales.
La paleta de Brad Kunkle es casi monocromática. El uso del pan de oro y plata no solo le proporciona un fuerte simbolismo al confrontar el materialismo de dicho material con la espiritualidad de sus pinturas, sino que le proporciona el medio para dar profundidad y movimiento a sus pinturas a través de la luz que todo el conjunto refleja. La temática de sus pinturas atrae por la belleza que desprenden y por como esa luz juega con el umbral entre dos y tres dimensiones que ayudan al espectador a pasar de un mundo donde parecen estar seguros, a uno de ensueño envueltos en una mágica niebla. Sus personajes trascienden el espacio físico, convirtiéndose en algo más espiritual. Las mujeres de Kunkle a veces parecen sumidas en un sueño etéreo, cubiertas de hojas, en plena naturaleza… Otras, con un aspecto más abstracto, se ven envueltas en un mundo más irreal.
“El realismo para mi es cualquier forma de pintura que permite al espectador identificar fácilmente el tema, excluyendo las formas abstractas o fuertemente expresadas… Y el tema tiene sus raíces en la realidad. (Porque no podemos poner la obra de Dalí en el realismo, a pesar de que podemos identificar fácilmente los temas). Creo que el realismo incluye a todos, desde John Singer Sargent a Ingres. Yo me considero más bien un simbolista o surrealista. Hay más concepto de lo que parece en la mayor parte de mi trabajo. El Realismo no me excita lo suficiente como para querer ser un realista… pero supongo que algo de mi trabajo parece suficientemente simple como para ser considerado realismo.”
Brad Kunkle
“La luz indica un paso del tiempo… y me gusta la idea de mantener la fuente de luz vaga, ya que se presta a dar a los cuadros una sensación de atemporalidad. Imaginemos un día de niebla espesa… las luces de la niebla llegan desde casi todas partes… es muy surrealista y desorientador. Cuando doro un cielo en una pintura, la luz reflejada en las hojas es una conexión directa con el paso del tiempo de la luz en la realidad del espectador… no la luz que es definida por el pincel en la figura. Esto se ve mejor cuando la luz natural llega a través de las ventanas en un espacio donde las pinturas pueden estar colgadas.”
Brad Kunkle
“Una de las razones por las que pinto con una paleta tan limitada, casi sin color, es por el concepto de la verdad. La verdadera naturaleza de un objeto, persona o lugar. Lo que quiero decir es, podemos ver una pelota porque hay luz rebotando en ella. Sacas la luz y se ha ido. Nosotros no la vemos porque es amarilla. Quitas o cambias el color y todavía vemos la pelota, ya que todavía está reflejando la luz. Supongamos que soy daltónico y nos estamos buscando en el baile. Podemos discutir todo el día sobre el color de la pelota, pero ambos estaremos de acuerdo que existe porque vemos la luz en ella.”
Brad Kunkle
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Una obra muy bella. Entre un realismo y un surrealismo que, a primera vista desconcierta, pero que atrae convence, gusta. Además la paleta del artista, limitada en color nos da la impresión de una pátina, que se antoja de tiempo, de nostalgia, antigüedad…un «sabor» de esa belleza que nos transmiten sus pintura… y que es difícil, o imposible, de expresar en palabras
Muchas gracias por el comentario Salvador. me alegro que te haya gustado 😉