Andrea Mary Marshall es una artista norteamericana nacida en 1982 en Massachusetts, aunque se trasladaría a los 18 años a Nueva York, donde estudiará diseño de moda en Parsons The New School For Design y donde actualmente vive y trabaja. Tras su graduación, Andrea trabajó en el la industria de la moda hasta que se dio cuenta que su verdadera vocación era el arte, así que hizo su transición realizando autorretratos durante las noches y fines de semana del 2007 al 2009 sin mostrar a nadie su obra hasta esa fecha. En el 2010 expondrá su trabajo por primera vez.
Andrea Mary Marshall es sobre todo una artista autodidacta. A pesar de sus estudios de diseño ella nunca se formó como fotógrafa o como pintora, pues Marshall, aunque es conocida sobre todo por sus autorretratos fotográficos, también realiza pinturas, dibujos, vídeos, collages e instalaciones, convirtiéndose de esta forma en una artista multidisciplinar abierta a todo lo que implique creatividad y arte. Andrea utiliza su cuerpo como lienzo. Ella es una maestra del disfraz, y a pesar de su notable teatralidad, es tal vez su mirada furtiva el centro de sus composiciones, una mirada que le da una sensación intrigante, transgresora y explosiva a sus fotografías. Su inhibición corporal es otro de los atractivos en sus composiciones. Andrea muestra su cuerpo como algo natural unas veces, como protesta reivindicativa otras, y en definitiva como la dueña absoluta y consciente de su propia esencia.
Andrea Mary Marshall ha realizado en el pasado series de autorretratos de alter egos que son simbólicos en varias partes de su personalidad y diferentes rasgos de su carácter. Gia Condo ejemplifica el lado más salvaje y agresivo de su personalidad, su lado más punk, mientras que Rosemary Myst es un ejemplo de su lado más romántico, más pasivo. Como ella misma explica: «Gia Condo se basa en luna liberada Mona Lisa de Leonardo Da Vinci, es libre, loca y experimental… Rosemary Myst es mi alter ego favorito de todos los tiempos, está basada en Santa Teresa de Ávila, pero ella es en cierto modo como un personaje de Tom Ford. Su estilo es muy de los 70 en general, con su piel blanca y peluca roja rizada. Mi último proyecto, sin embargo, es una serie de 24 autorretratos que no tienen alter egos. Son solo yo. Pensé que era el momento de mudar la piel y hacer algo real, unos genuinos autorretratos que conecten con el espectador»
Andrea es una mujer que tiene muy en cuenta el desgaste que su trabajo provoca en su persona, por lo que el cuidado de su piel es una constante en su vida real «Hago una gran cantidad de autorretratos durante las tardes y por las noches para tener un mejor control de la iluminación, lo que significa que paso muchas horas sin dormir usando maquillajes pesados de teatro bajo luces muy calientes. Todo eso hace mucho daño a la piel, por lo que es muy importante para mi seguir una firme rutina dedicada a su cuidado. Soy una fanática de la salud, consciente de lo que como y tomando muchas vitaminas».
El trabajo de Marshall tiene en la moda una de las bases sobre las que gira su trabajo, combinando accesorios y posturas que desconstruyen con facilidad los mitos creados en torno a ella. Los temas religiosos también se alternan con las imágenes de esta moda subversiva, incorporando elementos sexuales en una clara desavenencia con un pasado católico. Mary es una mujer que explora la identidad femenina, su sexualidad y la cultura de consumo que nos rodea y que nos conduce por diferentes direcciones no siempre deseadas.
«Una mujer es una bestia. Ella es tan hermosa como repulsiva. Es en parte un demonio y en parte una diosa… en parte una esclava, en parte una musa… una parte es infantil y una parte es madre… estas contradicciones son las que hacen a una mujer tan embriagadora» Andrea Mary Marshall
Sublime
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