Laura Brink es una artista nacida en Vancouver, Canadá que realizó sus primeras clases de arte cuando tenía seis años en Florencia, Italia. Su padre trabajaba en historia del Arte, llevando a su familia a vivir en Florencia por un periodo de cinco años. Allí, fue inscrita en la Escuela de Arte Martinot donde estudió los métodos tradicionales de la pintura y la escultura, la perspectiva y la anatomía. Cuatro de esos cinco años Laura fue escolarizados en casa por su madre, quien hizo hincapié en la ilustración, la poesía y la escritura creativa. Durante este tiempo también recuerda que visitaba casi todos los museos e iglesias de toda Italia, innumerables veces con su padre y sus estudiantes. Laura cree que esos años de vivir y de participar en una granja le permitió construir una confianza en sus habilidades y un elemento esencial en la exploración de su imaginación. «El arte puede ser una manera de comunicación y de expresión a una edad temprana.»
Laura pasó su adolescencia en Vancouver dibujando y pintando, pero sólo en su tiempo libre. Ella vio en la escuela secundaria un lugar que no era muy divertido y le resultó muy difícil a veces su relación con la normas sociales de sus compañeros, de ahí que tengan un período de confusión rebelde. No fue sino hasta que tenía 20 años que decide realizar una formación artística más formal.
Después de la universidad Laura toma una determinación; de espíritu libre por naturaleza, pasa tres años vagando por el país, trabajando como ilustradora y diseñadora freelance y buscando un lugar donde se sintiese como en casa. En 2001 aterriza en Santa Fe, Nuevo Méjico, donde se siente muy inspirada y creativa y donde recuerda cómo la belleza visual estimula su alma. Aquí continúa con su carrera como artista y para expresar su verdad a través de su trabajo.
Su obra contiene claros elementos del folclore Mejicano con mezclas Orientales. La muerte, los trajes, las fiestas… todo teñido con un color brillante y chillón en contraste con el aspecto decadente de sus personajes. A veces nos parece estar bajo un sol aplastante sonriendo ante el paso de bellas mujeres, que van del brazo de personajes pintados, tatuados o con máscaras, en una tenebrosa procesión de no-muertos.
Exótica muerte! lo titularía…jejeje…lo mexicano..además de poseer colores y olores diferentes…tiene un sentimiento de la muerte realmente increíble. No como algo maligno y oscuro, sino como algo divertido y simbólico… Sus fiestas, sus cadaveras y sus ofrendas, sólo pueden explicarse por sus gentes, su cutura, colorido y alegría..mágicamente diferentes y atrayentes.
HIspano y español se mezclan en un poutpourri.. en el que puede apreciarse lo mismo una andaluza con vara mexicana o del rocio (fiesta nuestra, con fiesta mexicana en la máscara de la muerte)…
Me cautiva esta coctelera que tiene en su mente, y me fascina su colorido e ideas.
ES casi..mística, así que hoy para empezar el finde..miles de besos llenos de folklore y fiesta con mojitos.
Mi querida Akasha, me encantan tus definiciones, creo que te voy a proponer que me ayudes a confeccionar mis posts jejeje. Gracias por estas colaboraciones en los comentarios, son francamente estimulantes.
Besos.
Por supuesto que me gustaron el manejo del color, y la polivalencia tematica. Pero sobre todo, me fascinò, el manejo de las sombras,las interpreto no como si fueran parte necesaria de una obra pictorica, sino como una pintura mas.
Muy bien apuntado urangatraca, a mi las sombras también me fascinaron, sobre todo porque es lo que te hace sumergirte en la historia de la pintura, son las que te cuentan esa historia. Es por eso que me quedó la imagen de vivir esas escenas «a pleno sol». Gracias también por ayudar a desarrollar la obra de esta y otras/os artistas.
Lo que más me gusta de esta obra es el libre espíritu que transmite su mestizaje sin fronteras.
Un beso, señor descubridor.